Los jóvenes están pidiendo ayuda a gritos. Cualquiera que lea estas palabras podría pararse a pensar en algún caso de familiar, amigo, compañero que acusa falta de concentración y agotamiento. En la sociedad de la autoexigencia y la productividad en todas las facetas (profesional, académica, social, personal,etc.), es difícil encontrar el equilibrio. Todos acusamos una falta de tiempo necesario para terminar las tareas que creemos deben quedar terminadas. Pues en el caso de los jóvenes, esto es mucho más gravoso. 

Para comunicarnos usamos el entorno virtual. Los jóvenes pueden pasar horas intercambiando whatsapp con un amigo, aunque vivan a menos de 10 minutos caminando. Algunos preadolescentes reconocen que prefieren hablar por el chat, en el que se ayudan de emoticonos, gif, videos, memes, que decirle a una amiga, en la vida “real” cuánto la quiere. Reconoce que se mueren de la vergüenza, que la pantalla les hace sentirse seguros. También, alumnos universitarios confiesan que se sienten más cómodos teniendo una relación sentimental online que hablando, cara a cara,  tomando un café, con la persona que les gusta. 

En este trabajo creemos necesario diferenciar entre el uso razonable de las pantallas -para el aprendizaje de ciertos contenidos de manera dinámica en las escuelas- de la dictadura tecnológica. Pero, en cualquier caso, no podrá negarse que la omnipresencia de las pantallas (iPad, ordenador o móvil) forma parte de nuestras vidas, tanto en el entorno personal como en el profesional y académico.

Gestionar nuestro tiempo es todo un arte. Un arte porque estamos manejando el recurso más rico, y a la vez más limitado que todos los humanos tenemos: el tiempo.

Trabajo diario, rutina, deporte, vida social, familia, hobbies… tenemos que controlarlo todo y que no se nos escape nada de las manos. Para muchos, esto es una tarea fácil y sencilla, pero para un alto porcentaje de la población, es una gestión que crea ansiedad y estrés continuo. Si a esto le sumamos causas que no están en nuestras manos cambiar como depender de los demás en ciertos aspectos y situaciones adversas como la actual pandemia mundial, la cosa se complica aún más.

Pero este estudio no pretende centrarse en todo lo negativo, sino ofrecer otras alternativas para huir de esa sensación de agobio que  genera el no poder llegar a todo en nuestro día a día. Para ello nos serviremos de una serie de recursos que nos ayudarán a ser más productivos y gestionar de manera más eficiente nuestro tiempo.

El primer punto a desarrollar es la productividad. Para poder sobrellevar de mejor manera una vida llena de retos y “cosas por hacer”, lo primero que tenemos que aprender es a ordenar nuestra mente y nuestro espacio. Esto quiere decir que tenemos que saber qué cosas son prioritarias en nuestra rutina, jerarquizarlas y hacerlas de una en una, siguiendo un orden y un control determinado de todas ellas.

Para ello todos nosotros, particularmente los jóvenes, pueden ayudarse de una agenda, ya sea de papel o virtual. Puede ser, por tanto, tradicional o usar herramientas online como Google Calendar, iCal, Do It Tomorrow…  Y para organizarse en grupo, mediante aplicaciones de trabajo colaborativo: Trello, Canva, Mindmeister, etc. De esta forma, todas las actividades quedan planificadas con antelación y permite sentir un control psicológico de la persona que provoca sensación de seguridad, orden y bienestar. Dedica cada día antes de empezar con todo a planificar las tareas para controlar la situación en todo momento. Esto solo lleva unos minutos y facilita en gran medida la eficiencia del trabajo.

Otra cosa que se deberá tener en cuenta para poder sobrellevar una rutina sin estrés ni ansiedad es poder evitar “los ladrones de tiempo” que existen continuamente. Si se huye de las distracciones se podrá ser más productivos y generar más actividad a lo largo del día. Las malas costumbres son, entre otras, subir fotos, vídeos a redes sociales, encadenar episodios en las series de Netflix/Amazon Prime/HBO, actualizar sus perfiles para recibir más likes, etc.

Un tercer factor a considerar es el tiempo de descanso. Aunque parece una obviedad, los más jóvenes no lo tienen tan claro y reconocen perder noches enteras en hábitos poco saludables como engancharse a una serie, chatear con desconocidos o participar en aplicaciones para conocer gente nueva. Dormir lo suficiente es una de las prioridades para ser más efectivo, oxigenar el cerebro, liberar estrés y mejorar la concentración. La siesta es reconocida como una de las fuentes de energía más efectiva de nuestra cultura mediterránea. Si conseguimos seguir estos pasos a diario podremos ser más felices con lo que hacemos constantemente, además de tener una mejor relación con nuestro entorno, tanto profesional como personal.

Otro aspecto interesante para alcazar el rendimiento óptimo son las técnicas de relajación y meditación. Las más reconocidas en la actualidad son Mindfulness, Yoga, Meditación o, simplemente la práctica del silencio, un largo paseo por la naturaleza o dejar la mente completamente en blanco durante unos minutos al día. Se trata de métodos sencillos para calmar cuerpo y mente y así poder aumentar la confianza en sí mismos, la autoestima y aquellos aspectos de su día día a día como la comunicación, la concentración, el bienestar laboral y la creatividad.

Para terminar, es importante considerar el compromiso con otros para sentir la “obligación” de responder a otras personas que acompañan en la consecución de los objetivos y en la aspiración natural a alcanzar nuestra mejor versión. Formar parte de una comunidad que celebre los logros y ayude a recuperarse de las caídas es más necesaria que nunca. 

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