Generalmente los participantes en la actividad turística consideran que forman parte de un sistema donde los únicos actores son los humanos con sus preocupaciones, expectativas, valores, etc. Preferimos afiliarnos al enfoque que considera a las diferentes entidades como redes heterogéneas. Dicho concepto permite trazar las conexiones entre actantes que pueden no estar físicamente en el lugar de estudio pero son tan importantes como si lo estuvieran: información, publicidad, imaginarios, visitantes, fondos, institucionalidad internacional, agencias de viajes y muchos etcéteras. Esto permite debatir las dicotomías geográficas (local-global, rural-urbano), un tema con el que los estudios recientes lidian y que muestra incongruencias cada vez mayores entre el adentro y el afuera. Los aportes de la teoría del actor-red son útiles para estudiar los fenómenos desde una perspectiva socio técnica, que toma en cuenta la heterogeneidad en las redes que conforman sujetos y objetos de manera equivalente. Dicha mirada plantea que naturaleza y sociedad son inseparables y le da un lugar importante a los seres no humanos. Por ello podemos poner en cuestión los intentos de regionalización de los responsables desde el sector público en los tres niveles de gobierno: Ministerio, Intendencias, Municipios. Al no darle la importancia mencionada a lo tecnológico y sus herramientas, se deriva en minimizar el rol de estos actantes en las nuevas formas de hacer uso del tiempo de ocio en actividades de turismo. Las transformaciones han sido muchas y exponenciales: desde la llamada “economía colaborativa” hasta las empresas virtuales, en incluso la influencia en el fenómeno de “turismofobia”. Apropiarse de las herramientas y comprender la necesidad de adecuarse localmente a las nuevas lógicas de gestionar la actividad y realizar los procesos de cambio pertinentes influye claramente en la manera de posicionarse regionalmente como destino.