La imagen y la reputación corporativa son dos conceptos que no se crean al interior de las organizaciones, sino que lo hacen en la mente de los stakeholders. De esta forma se puede advertir que tanto en la imagen como en la reputación se construyen mediante construcciones mentales como intangibles de recepción en los diferentes grupos de interés. Estas construcciones mentales se pueden presentar a partir de un sinnúmero de circunstancias: relación directa de los stakeholders con los productos o servicios, lo que los sujetos advierten en la publicidad, comentarios de un amigo o familiar, acciones de relaciones públicas, etc. La proliferación de productos, marcas, medios, etc., ha generado una saturación inmensurable de mensajes que no permiten que la empresa pueda transmitir una comunicación unificada que estreche las diferencias entre la identidad y la imagen corporativa de los sujetos. Esta es una de las razones por las que la comunicación entre la empresa y los stakeholders es tan importante, pues la saturación de mensajes no solo genera efectos sobre los mensajes sino sobre las actitudes de los grupos de interés. En el caso de las empresas de comunicación, las actitudes de los stakeholders son muy diversas, especialmente solventadas en la gran variedad de circunstancias por las que se construye la imagen y la reputación de dichas organizaciones. Es por esta razón que esta comunicación presenta los resultados de la evaluación de la imagen y la reputación de empresas de comunicación, como vía fundamental para entender las actitudes de los stakeholders y la forma en que se puede mejorar la comunicación y la gestión de sus valores intangibles.