La comunicación en el arte se da a través de la obra y gracias al sujeto que contempla. ¿Cómo puede ser posible que algo fijo e inmóvil sea capaz de comunicar? Para comprenderlo es preciso ver al sujeto como un intérprete, a la contemplación como una acción simbólica y a la obra de arte como un símbolo. El círculo mimético es la descripción que Ricoeur hace acerca del fenómeno en el que están involucrados el artista, la obra y el espectador; y aunque él refiere a la narrativa, en la presente ponencia expondré cómo es posible aplicar su modelo de la triple mimesis a la imagen visual. Si bien él enfoca su análisis a los textos escritos, considero que es posible hacerlo extensivo a las artes visuales. Hay en ellas una complejidad y profundidad distinta, eso es muy cierto; sin embargo, si partimos del postulado básico de que somos seres narrativos, que contamos historias y que no sólo vivimos en el tiempo, sino que lo habitamos y somos conscientes de ello, habría que preguntarnos si somos capaces de generar historias sin imágenes.