En la historia argentina existieron momentos en los cuales la puja por el espacio público fue la temática central. En dicha puja se articula, por un lado, la dinámica estética materializada en los monumentos, y por otro, la voluntad política. Los monumentos encarnan el pasado, suscitando, con la emoción, una memoria viva. Es uno de los problemas de nuestro tiempo el reflexionar sobre estos testimonios histórico desde nuestro presente y preguntarnos cómo nos definen. El monumento es un concepto dinámico en constante movimiento, que se desplaza entre los ejemplos más diversos, creemos necesario trazar un eje diacrónico, que atraviese desde el siglo XIX hasta nuestra actualidad, el siglo XXI, para poder pensar cómo se resignifica nuestra identidad con el paso del paso del tiempo. Podemos definir, con nuestras palabras, al «arte público» a partir de políticas artísticas que intervienen en el espacio público, es decir, son políticas precisadas desde el gobierno de turno, que se basan en conservar, restaurar, embellecer, ordenar el ámbito público en el cual se desarrolla la vida en sociedad. Dentro de dicho espacio se incluyen las problemáticas urbanas­ –por ejemplo, la circulación– como también el patrimonio histórico y cultural –el ámbito arquitectónico y los monumentos. En este proyecto nos vamos a enfocar en un caso específico dentro del patrimonio que son los monumentos. Es necesario revisar el lugar que ocupó el monumento a lo largo de la historia, y de esta manera reflexionar y esclarecer el uso específico en la actualidad del arte público.