Bogotá es el resultado de diferentes cambios sociales, económicos y urbanísticos que en los 479 años de su historia han configurado la metrópoli que es hoy en día. Una de las principales transformaciones fue la creación del Distrito Especial en el año 1956 bajo la presidencia del General Rojas Pinilla cuando fueron anexados los municipios circunvecinos a la capital. La historia singular de estos territorios al igual que el patrimonio cultural de sus habitantes fueron paulatinamente olvidados/invisibilizados debido al reconocimiento que el sector tradicional de La Candelaria obtuvo en esta organización. En las últimas décadas ha emergido una preocupación por el patrimonio y su salvaguarda a nivel nacional como internacional, articulada a un cambio en la concepción de la cultura considerada como un recurso,  Sin embargo, la noción de patrimonio encierra unos intereses hegemónicos que están en concordancia con ciertas concepciones de identidad (nacional) y es un escenario donde se camuflan las contradicciones y diferencias sociales, donde se (re)producen ocultamientos de las divisiones entre clases, etnias y grupos así como de las formas de apropiación que las diferentes formaciones sociales tiene de él. Teniendo en cuenta que los estudios visuales si bien se preocupan por la configuración social de lo visual también están movilizados por comprender la configuración visual de lo social, por ello el proyecto Miradas sobre el patrimonio de Bogotá (colaboración con Anna Diesch) recurrió a la práctica fotográfica como herramienta metodológica para la construcción de cartografías sociales en los núcleos fundacionales de los municipios anexados con el ánimo de promover otras miradas sobre el patrimonio cultural de estos territorios a partir del cuestionamiento y la desestabilización de las políticas de la visibilidad que rigen las concepciones institucionales en contraste con las percepciones y las experiencias que sobre éste tienen los jóvenes habitantes de la ciudad