Los efectos de la RV son conocidos en el mundo de los videojuegos por sumergirnos en el espacio cibernético y condicionar nuestros sentidos para reaccionar con nuestro cuerpo. La experimentación artística inmersiva desplaza los límites entre lo real y lo virtual, llevándolo a una relación más estrecha con la realidad.  En el año 1995 Char Davies, había realizado una obra de arte llamada Osmose. En esta obra en particular, la artista nos sumergía en un mundo creado en imágenes digitales, y nos proponía establecer un vínculo entre la tecnología y nuestro ser interior. Veinte años más tarde, Chris Milk, con su obra Nuages sur Sidra, nos sumerge a través de la imagen virtual, subvirtiéndola y llevándonos a lo insoportable de lo real, a través del sistema de RV que lo propone como una “máquina, un dispositivo tecnológico para suscitar la empatía”. El presente trabajo propone de comparar las dos obras y observar como la “democratización” de la tecnología ha permitido un acceso más fácil y en el mismo tiempo de multiplicar les sensaciones corporales y mentales.