Es complejo hablar como artista joven en un país como Colombia: nos posicionamos en un sistema que ha sido generado desde la historia europea y cuyos significados han permeado la imagen a la que hemos tenido acceso. Esta ponencia mezcla la experiencia de una residencia de investigación en arte contemporáneo en la ciudad de Sao Paulo, Brasil con diversos referentes teóricos, abordando el panorama latinoamericano de la imagen con la que hemos sido representados desde el museo y el archivo (en especial en contextos de conflicto y migración) que se mezclan con las artes visuales. Por otro lado, el presente texto posiciona los procesos de colaboración en el arte contemporáneo como una posibilidad de articular estéticas del sur en donde el aprendizaje, la coautoría y con ella el contexto socio cultural se vean afectados desde el sistema del arte, en especial en escenas locales que distan de las grandes ciudades las cuales cuentan con procesos económicos e institucionales establecidos en torno a la imagen artística. Así se plantean zonas de excepción temporal que permiten que la imagen sea un dispositivo generador de preguntas ante realidades que han sido asumidas como normales en el marco de la cultura, generando una diferenciación conceptual entre los roles, funcionamientos y procesos que asume el artista, el gestor cultural y las personas que se mueven en medio de estos ámbitos. Por último, se plantea como estos procesos pueden ser intercambiados a partir de las redes sociales y la tecnología como ampliación en un mundo globalizado cuyo exceso de información visual ha complicado y a su vez diversificado el campo de las artes visuales en procesos de mixtura, teniendo en cuenta los riesgos que esto implica entre las nociones del arte como fin o/y medio en la cultura visual y las relaciones de poder.