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La vicisitud, según el diccionario de la Real Académica de la Lengua Española es una “inconstancia o alternativa de sucesos prósperos y adversos”, significado al cual recurro para hablar del álbum de familia en la plástica contemporánea, en donde la fotografía química ha encontrado su último lugar de refugio después del advenimiento de la era digital. El álbum, de naturaleza química, es revisado y apropiado desde la disciplina artística, poniendo en tensión preguntas pertinentes sobre nuestra presencia como individuos en la sociedad, al igual que los vínculos emotivos y afectivos en un ambiente doméstico.La ponencia que presento indaga la condición híbrida a la que ha llegado la fotografía analógica en los últimos años, analizando algunas obras de arte en el contexto colombiano como la obra “Sin título” de Juan Carlos Delgado, quién sustrae la imagen del álbum familiar para transferirla a  una superficie de metal, con la única condición de poder soportar alteraciones tecnológicas caseras, como dispositivos refrigerantes, que cubren lentamente de escarcha la imagen, y que sin lugar a dudas nos remiten a esas viejas neveras, comunes en todos los hogares, que de vez cuando debían ponerse a descongelar para realizar un mantenimiento rutinario. Los dos gestos corresponden a un tiempo pasado, y vistos ahora en un contexto expositivo, se suman como fuertes elementos representativos de nuestra historia familiar, común para toda una generación. Si bien la fotografía química dejó de ser usada como medio para representar las historias de familia, su presencia en el campo del arte parece estar muy vigente, y el cambio de tecnológica para registrar lo cotidiano, están señalando en una esfera pública las transformaciones al interior de la familia, la forma de contar historias y de construir una identidad.