Las tendencias en los sistemas educativos prevén que en el mediano y largo plazo los salones de clase dejaran de cumplir su función prioritaria de enseñanza conductista o tradicionalista, dando lugar al aprendizaje significativo a través de los medios electrónicos, por lo tanto el aula como espacio físico adquiere un nuevo significado y es donde la educación humanista o de valores toma el relevo; es entonces que se abren numerosas  áreas de oportunidad para los comunicadores visuales a través de varias líneas que convergen entre sí y que persiguen un fin común, la elevación del nivel educativo; por un lado, mediante acciones que contribuyen a la formación de los valores universales del estudiante y,  por otra parte, la adecuación de los espacios para tal finalidad. Posteriormente, la colaboración del comunicador visual en la elaboración de los materiales audiovisuales que contribuyen a la formación académica en lugar de las clases presenciales, como son, tutoriales, videos, diapositivas, audios, etc. Y no menos importante, la participación del comunicador visual en los proyectos colaborativos relacionados con la ciencia y tecnología y, que en algunos casos resulta indispensable ante la ausencia del proceso creativo en las áreas de las ingenierías. Al posicionar la labor del comunicador visual en el debido nivel de importancia dentro del ámbito académico y educativo en las instituciones de educación superior, también se vuelve necesario crear nuevas áreas departamentales en el interior de cada plantel, generando así empleos para los futuros egresados de las áreas de la comunicación visual.