Los cambios suscitados en el siglo XXI a través de la cultura digital han dado lugar a un sinfín de prácticas y formas de relacionarnos sin precedentes. No obstante, en la sociedad mexicana, y de manera específica en las audiencias juveniles, las cifras y las referencias  oficiales dan cuenta de un hecho que no ha suspendido su curso: sí, han cambiado las formas de consumo, pero permanece constante la afición por la ficción televisiva. Lo anterior permite constatar que este género específico sigue articulándose como un referente de educación no formal, y esto ha sucedido a su vez, junto a la sistemática omisión de la alfabetización mediática en México.