Los contenidos educativos, el acercamiento a nuevos planteamientos, su estructura didáctica, su nominación y su re organización en este caso para la Educación Artística, se plantean en un estudio de caso de corte cualitativo que se socializa en este documento, haciendo énfasis en la necesidad de nuevas formas de exploraciones y organizaciones didácticas donde se articule el concepto de “cultura visual” en la escuela del siglo XXI. Lo anterior se presenta repensando la imperiosa necesidad de adaptar competencias y nuevas formas de negociación simbólica a la educación, en un siglo completamente mediatizado. Para hablar de estos cambios, es preciso reconocer la ausencia de propuestas de investigación en Educación Artística: evidentes en el uso de estructuras, contenidos y ejes problémicos presentes desde hace 40 años, los cuales han tenido tanta fuerza debido quizá a la altura intelectual de sus protagonistas, que prácticamente han definido los alcances y las conexiones entre el arte y la educación hasta el día de hoy, sobre todo en América latina, dejando de lado el bagaje adquirido en educación y arte desde la posguerra mundial. Así mismo, asistimos a “un siglo audio visual” cambiante y vibrante con aportaciones cruzadas, en donde cada vez más es necesario reinventar herramientas educativas y cognitivas con las cuales acercarse a las realidades de un mundo tecno globalizado, ajustándolas a los nuevos mínimos expresivos, creativos y relacionales desde otras formas de lectura visual. En tal sentido, es necesario reconocer como la Educación Artística en general, está llamada a gestionar nuevas negociaciones desde la cultura visual por su propia naturaleza social-expresivo-cognitiva, en un período de tiempo donde han eclosionado y florecido “nuevas formas de ver” revisadas a la manera de los estudios visuales, estableciendo además como éstas se han presentado desde una estética cotidiana y cercana como en ninguna otra generación.