La actualización y profesionalización de los docentes son claves para implementar procesos de enseñanza innovadores, que potencien y mejoren los aprendizajes, objetivo de la educación del siglo XXI. En las universidades, los esfuerzos se han encaminado hacia la adquisición de tecnologías y la incorporación de recursos innovadores para los docentes (virtualidad, conectividad, internet, etcétera) lo que permite afirmar que se están creando las condiciones para la interacción, la colaboración y el aprendizaje, y así se redefine el perfil docente en concordancia con las exigencias de este siglo.El que los docentes utilicen nuevas formas de comunicación y enseñanza, permite reconsiderar cada uno de los roles que a su vez se esperan del “nuevo modelo de profesor”. Este documento se centra en un análisis de esas condiciones que perfilan al maestro “ideal” para la escuela del nuevo siglo y de forma muy particular, aquél responsable de la enseñanza del Diseño y las Artes. Como un análisis diagnóstico presenta el caso particular de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Autónoma de Querétaro, destacando los procesos y estrategias que se han venido implementando para redirigir el perfil docente, para la enseñanza de las artes visuales y el diseño.La propuesta que actualmente se está desarrollando, incorpora la acción de reflexionar como un principio didáctico. Tomando como base las premisas de Shön, se plantean cuatro ejes: el aprender haciendo, la reflexión sobre la acción, el arte de la buena tutoría y el propósito educativo de pensar, ver y actuar como diseñador. Aplicándolo a la gestión e implementación de un laboratorio-taller para la enseñanza y práctica del diseño, donde la incorporación de la tecnología y la innovación disciplinaria, son los soportes de su estructura.