El triunfo en el 2018 del candidato de la izquierda Andrés Manuel López Obrador (AMLO) rompió con 36 años de neoliberalismo mexicano. Pero no sólo se trató de ciudadanos molestos con los partidos tradicionales, o del supuesto populismo de AMLO, como algunos medios y políticos afirmaron, sino de la forma en que el modelo fue erosionando a la sociedad en todos sus aspectos, llevándola a su límite. México experimentó en ese periodo la corrupción, saqueo, impunidad, desigualdad, delincuencia etc. más escandalosas en su historia reciente. Pero lo más grave fue la pérdida de la cohesión social que existía con el modelo proteccionista de finales de la postguerra, y que le llevará décadas al país recuperar. El artículo revisa este fenómeno en tres etapas: la primera estudia las causas que forzaron al país, y prácticamente a toda Latinoamérica, a adoptar el modelo neoliberal a pesar del costo social que ello implicaría. En la segunda, se analizan los principales rasgos que el neoliberalismo mexicano desarrolló ante la abrupta introducción del modelo, y el oportunismo de la clase gobernante: su carácter impositivo, el carácter elitista y/o excluyente, la corrupción en todos los niveles, las privatizaciones de empresas estratégicas, el aumento del narcotráfico y los asesinatos, la desigualdad extrema, la concentración de la riqueza y el poder entre políticos, banqueros e industriales. En el tercero, se hace una breve semblanza del momento histórico coyuntural que vivió México previó a las elecciones presidenciales de 2018, y que finalmente llevó a los mexicanos a votar masivamente por AMLO. Por último, se pone una breve conclusión sobre qué fue y qué repercusiones tuvo el neoliberalismo mexicano.