Dentro de los resultados de la investigación se logra evidenciar en las narrativas de los sujetos participantes que Venezuela ha pasado por un proceso de precarización de la vida cotidiana, que se traduce no solo en un estado de inseguridad, sino que, además, logra convertir a las familias migrantes en sujetos precarios, que buscan la forma de encontrar seguridades y protecciones por medio del proceso migratorio hacia otros países. Es así, como analizar la precarización de la vida en Venezuela se convierte en un proceso complejo y multidimensional, que ha afectado a las familias migrantes que llegan no solo a Colombia, sino a otros países del mundo.Las condiciones de precariedad que las familias venezolanas empiezan a sentir en su diario vivir, se convierte como lo dice Lorey (2016) no en una condición pasajera o episódica, que se presenta esporádicamente como sucesos con tiempos determinados y que luego se reestablece a la normalidad. La precariedad se presenta como una nueva forma de regulación que caracteriza una época histórica y unas naciones en especial. Para Castel (2010) la precariedad se adentra en una sociedad como si fuera un virus contagioso, lo que no solo sucede por las condiciones políticas y económicas inaceptables a las que son sometidas las personas y los marginados de las sociedades, sino que se convierte en una normalización asimilada que exige respuestas distintas a la integración misma de la sociedad. La precariedad vivida por las familias que decidieron migrar de Venezuela se traduce entonces en la falta o carencia de recursos indispensables para tener una vida digna, recursos como alimentos, son los que más escasean en el país, los que más representan una perdida para las familias.