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Cuando se ven involucrados niños, niñas y adolescentes en situaciones migratorias irregulares, los ubica en una situación especial que los hace susceptibles a padecer algunas formas de violencia. Al respecto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha sido constante en señalar que ante esta particular vulnerabilidad, el Estado tiene la obligación de prestar especial atención y asumir con mayor cuidado y responsabilidad su posición especial de garante, reconocer la necesidad de políticas públicas que sostengan el grado y alcance de la obligación del Estado frente al propio derecho de los menores de edad. Las niñas, niños y adolescentes en tránsito de un país a otro, están protegidos jurídicamente a la luz de los Derechos Humanos, ya sea que viajen solos o acompañados. La migración infantil es un fenómeno que aumenta cada día y a la par también aumenta el número de violaciones a derechos humanos, esto se debe al contacto directo entre las niñas, niños y adolescentes con diversas instituciones, desde el momento en que ingresan a un territorio al que por nacionalidad no pertenecen, el trato que reciben durante su estadía y cuando son repatriados debe ser compatible con ponderar sus derechos fundamentales aun tratándose de migrantes ilegales. Parte de estas faltas recurrentes de violación a los derechos de los menores, se debe al personal de las Instituciones que atienden a estos menores, por lo que es apremiante que sean debidamente capacitados en cuanto a las normas universales y locales, ya que se trata de un grupo de ineludible protección jurídica. La exposición define los problemas sociales a los que se enfrentan los niños en tránsito, realizando un análisis desde la perspectiva metodológica del derecho internacional, análisis de casos, entre otros, destacando el área de oportunidades en los puntos sensibles de este fenómeno social denominado niños migrantes.