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Existen diversos parámetros establecidos socialmente para delimitar los distintos sectores de la población. Un ejemplo de estos es la variable edad, que tiende a ser limitante en cuanto a la clasificación de las personas en una u otra etapa en las que dividimos el continuo de la vida, especialmente cuando nos referimos a la vejez. Así, la edad determina en muchos casos, el estado de salud, la vinculación con el mundo laboral o el reconocimiento de las posibilidades de autorrealización.Desde esta perspectiva, el objetivo del estudio es analizar los diversos enfoques que se pueden realizar del proceso de envejecimiento de acuerdo con la variable edad, e identificar el valor que se le otorga desde una perspectiva multienfoque (educación, psicología, etc.). A este fin, se puede constatar que, más allá de un análisis desde perspectivas que ponen el acento en un enfoque más cronológico o funcional, desde la perspectiva educativa y psicológica, el envejecimiento es considerado un proceso de crecimiento vital y la vejez una etapa más de la experiencia humana, momentos en los que se reconocen y enriquecen las potencialidades de las personas mayores gracias a su recorrido personal. En definitiva, junto a las posibles limitaciones (cognitivas, físicas, funcionales,…) que puedan aparecer ante el ineludible paso del tiempo, existen una serie de capacidades y potencialidades que mejoran y se enriquecen especialmente con la edad.