Arte y Política son conceptos independientes y en su polisemia responden a definiciones diversas dependiendo del contexto en el cual se les conjura. Siempre hacen eco a la contingencia y dimensiones sociales de época, observamos que a través de las edades estos conceptos han estado en constante conversación: piezas artísticas con contenido político, prácticas políticas que usan el arte como canal para sus ideales. En fin, a pesar de sus vínculos y aparente codependencia, los límites entre aquello que entendemos como arte y aquello que compone la política en general están trazados con claridad.Dicho esto, notable es el fenómeno que ocurre en contextos de revuelta popular y en particular con las manifestaciones artísticas y prácticas políticas en público. Al parecer los bordes que, aunque permeables, separan estas áreas se derrumban y todo arte es político al mismo tiempo que toda acción política es artística. Observamos cómo estos dos conceptos se funden en pro de expresar ideas que buscan posicionarse en el espacio público. En el acto, todo muro es transfigurado en baluarte de la expresión popular orgullosamente decorado con las impresiones de la amalgama político-artística como estandarte. Claudio Caiozzi, es fotógrafo y artista callejero. A través de la técnica del paste up, fusiona elementos de la cultura popular con figuras de estética renacentista y personalidades públicas; logra un sello reconocible y una simbología social incisiva. Las expresiones políticas y artísticas en Chile están revueltas desde el estallido social de octubre 2019, y las producciones de Caiozzi no son excepción. Ellas reflejan el espíritu de la revuelta que persiste hasta la fecha. Este documento busca poner en valor la obra de un artista nacional, aportar a la visibilidad internacional de lo que ocurre en Chile y revalorizar el arte callejero, siempre polémico y más aún en contexto de revuelta popular.