El control de esfínteres es un proceso en el que los infantes adquieren un aprendizaje y desarrollan autonomía en su fisiología, es un cambio drástico para los niños, donde aprenden hábitos de higiene, que debe ser desarrollado de forma delicada, siendo una labor para los padres de familia y los encargados de cuidar a los infantes trabajar con coherencia, respetando los ritmos de aprendizaje. Es un proceso que debe ser persistente, donde en todo momento se le debe guiar al niño, para que el procedimiento sea llevado de la mejor forma y así evitar problemas a futuro, ya que de lo contrario al no ser llevado de forma correcta genera complicaciones, las cuales desarrollan problemas a posteriores que se ven reflejados en la adolescencia o edad adulta. Como lo mencionan Consolini y Kimmel (2015) “La rutina del entrenamiento para ir al baño debe ser coherente entre todos los cuidadores”, esto con la finalidad de evitar confusiones durante el proceso que pueden afectar el desarrollo emocional en el infante, por lo que se recomienda al inicio de este proceso, explicarle al niño detalladamente cada uno de los pasos que deben ser desarrollados, realizando a la par ejemplos de la dinámica a desempeñar, hablándoles de forma clara y con un lenguaje coloquial para los niños, además de crear ambientes donde los infantes se sientan cómodos, en confianza y sobre todo donde el niño cuente con el acceso de desenvolverse en su proceso de control de esfínter, por lo que se deben evitar regaños, malos tratos, castigos, etc.